Mientras el relevo recién llegado al campamento de Pastelalrum es arrasado por Obélix solamente como un regalo de cumpleaños, Cayo Coyuntural, estudiante de la escuela de administración, le propone a Julio César una forma de debilitar a los galos: convirtiendo a los galos en decadentes, mateniéndolos ocupados en otra cosa que no sea pelear con los romanos. Con esto, el joven romano es enviado a la región de Armórica y decide comprarle a Obélix el menhir que lleva con él y lo convence de que vender menhires es un negocio. Obélix comienza a producir más menhires, contratando a más fabricantes de menhires y cazadores de jabalíes, olvidando totalmente divertirse con Astérix e Idéfix cazando jabalíes y darles tortazos a los romanos. Con esto, Obélix se convierte en el hombre más importante del pueblo galo.
Astérix decide darle una lección a su ex amigo y decide hacer que los habitantes del pueblo fabriquen y vendan menhires. Sin embargo, no sólo los galos se han puesto en esto del negocio del menhir, sino también los romanos, ya que Cayo Coyuntural convence a Julio César de venderlos. Sin embargo, las finanzas de Julio César se ven en peligro cuando los romanos se dedican a fabricar sus propios menhires, por lo que, por órdenes del César, Coyuntural decide dejar de comprar menhires.
Con esto de que algunos habitantes del pueblo se han dedicado a fabricar menhires y el resto a cazar jabalíes para ellos, Obélix se da cuenta de que producir y vender menhires no es tan entretenido como cazar jabalíes y aporrear romanos con sus amigos, por lo que vuelve a ser amigo de Astérix e Idéfix. Sin embargo, los demás galos también se dan cuenta de que quienes originaron todo este altercado fueron los romanos, por lo que deciden ir al campamento de Pastelalrum a aporrearlos (a excepción de Obélix, quien decidió que solo sus amigos los aporreen como agradecimiento por su regalo de cumpleaños).